martes, 22 de diciembre de 2009

La pintura / El realismo

LA PINTURA

Hay que pintar sin complejo de culpa. El respeto por el dibujo, por los materiales y por las técnicas tradicionales de la pintura sí sigue valiendo. Y sí importa el poder dibujar un cuerpo humano que no parezca involuntariamente tullido o contrahecho.

Es factible reinventar la pintura desde un punto de vista estético, no sólo áridamente conceptual. Debe irse más allá de ese arte de feria, de supermercado y de entretenimiento, y según el cual «todo mundo es un artista», de lo cual viene su banalidad e indiferencia.
Hoy el arte es absolutamente abierto y plural, y reconoce también la pintura y el dibujo como lenguajes visuales contemporáneos por derecho propio. ¿Por qué no colgar cuadros de la pared?

Es mejor ser sincero con uno mismo como artista, antes de disfrazarse como pretendidamente «original». Y se puede ser clásico y moderno a la vez.

EL REALISMO

La mimesis en la pintura, la imitación realista de la realidad visible, hoy para nosotros está preestablecida, no tenemos que obtenerla: es una convención histórica más de la que disponemos. Y podemos tanto adoptarla como manipularla, variarla y exhibirla; por ejemplo, al presentar e insertar citas en la obra, como se hace con algo ya dado: una especie de ready-made.

Para la teoría, la mimesis ya no representa nada pues no tiene un exterior. Pero esto no invalida que simultáneamente pueda continuarse la práctica de la pintura a partir de modelos reales. Es insustituible la confrontación directa del pintor con objetos y espacios concretos, la observación de las formas y los colores bajo la luz y frente a los ojos.

Es viable jugar el juego de la mimesis y asumir sus actuales reglas y condiciones para seguir explorando sus nuevas posibilidades.
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