domingo, 26 de abril de 2020

¿Qué va a pasar con el Fonca? Entrevista a Marina Núñez Bespalova en Canal 22, martes 21 de abril de 2020.

[A continuación transcribo la entrevista que le hicieron a  Marina Núñez Bespalova, Subsecretaria de Desarrollo de Cultura de la Secretaría federal de Cultura, en el programa Noticias 22 del Canal 22 de la televisión mexicana. Apareció el martes 21 de abril de 2020.] 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Hoy vamos a dar un giro a nuestros Enfoques para dar certidumbre a la comunidad artística, comunidad creativa, a la que también se debe Canal 22: recordemos que ésta es la esencia y el espíritu de esta emisora. Y por eso es importante subrayar: ¿qué va a pasar en el futuro con las iniciativas que se han tomado? Hubo mucha confusión, mucha incertidumbre desde el pasado 2 de abril, cuando en el Diario Oficial de la Federación se publicó las restricciones que iba a haber para ciertos fideicomisos. Pero hay excepciones. ¿Y qué va a pasar con el Fonca? Para platicar de todo esto y mucho más, me da mucho gusto saludar esta noche en el estudio a Marina Núñez Bespalova, Subsecretaria de Desarrollo de Cultura de la Secretaría federal de Cultura, para platicarnos al respecto y, en efecto, despejar estas dudas, Marina. Porque de repente hay comentarios, de repente las redes sociales también enloquecen. Es muy importante dar certeza, certidumbre a los artistas. ¿Qué va a pasar ahora que el Fonca se circunscribe a la Secretaría de Cultura? Buenas noches. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Qué tal, buenas noches. Yo agradezco este espacio y esta oportunidad para poder explicar un poco el proceso en el que estamos ahora. 

Quiero decirte que el Fonca, que es un mandato (el mandato es una de las categorías de los fideicomisos), siempre ha dependido de la administración pública federal. Hasta antes de la creación de la Secretaría de Cultura, el mandato formaba parte de una dirección general: se llamaba Dirección General del Fonca. Con la creación de la Secretaría de Cultura se perdió esa estructura que cubría la operación y le daba certidumbre administrativa al propio Fonca. Hemos estado durante todos estos últimos años, y así se recibió al propio Fonca, sin una estructura operativa que la cobijara. Es así que —si ustedes se fijan— en los distintos escenarios donde se publican los presupuestos de la federación ustedes no verán aparecer al Fonca. ¿Por qué? Porque no tiene ese marco referencial administrativo. Lo perdió. 

Lo que nosotros dijimos también, también si hacen memoria, cuando en marzo justo del año pasado también mencionamos que una de las cosas que íbamos a hacer iba a ser reforzar la estructura operativa del Fonca. Y yo misma mencioné que en algún momento tendríamos que ponerle una dirección general de nuevo. Ése es el proceso en el que estamos ahora. 

¿Qué sucede en estos momentos? En estos momentos lo que hay que asegurar es que el Fonca tenga un presupuesto todos los años, asignado para él. Que no esté, como ha estado hasta ahora, con un presupuesto que está junto con otros presupuestos, adscritos a una subsecretaría. El Fonca no tiene ahora asignado nada para él. Ya después, a partir de cada mes, se va alimentando el mandato. 

Quiero decir también —porque aquí hay mucha información que se está manejando, quizá no con mucho conocimiento; es natural, es información muy técnica—: este mandato no es un mandato que tenga recursos, como suelen tenerlo otros mandatos. Este mandato funciona casi como una estructura, como una dirección general. Es decir: cada año tiene que esperar a que le caiga un presupuesto, con la agravante de que el Fonca, a diferencia de una dirección general, administrativamente realmente no existe. No existe como estructura. Simplemente es una cuenta bancaria que tenemos con una fiduciaria, hasta ahora Banamex, en la que se suele depositar cada año —como se deposita en el resto de las direcciones generales— un presupuesto. Y este presupuesto está calculado en los compromisos que se tienen de acuerdo a las convocatorias que se publican. 

Bueno, ¿qué es lo que se está haciendo ahora? Ahora lo que se está haciendo —y el acuerdo al que se llegó con la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de la Función Pública— es justo que se le diera certeza administrativa y certeza jurídica. Es decir, el Fonca vuelve a tener una dirección general. Esta dirección general además da la oportunidad de reforzar uno de los programas insignia del Fonca, que es el Sistema Nacional de Creadores. 

Debo decir que el mandato como tal, el Fonca, no tiene ningún instrumento jurídico que lo sostenga. Simplemente se firmaron, a lo largo de los años, diversos “contratos de mandatos” (que se llaman) entre la Secretaría de Cultura o el Conaculta y la fiduciaria Banamex. Pero no hay ningún decreto de creación de un mandato como ése. 

Entonces, ¿qué es lo que estamos haciendo ahora? Lo vamos a poner en estructura a través de una dirección general. Aprovechamos el único decreto que existe, que es el del Sistema Nacional de Creadores, y en ese decreto vamos a incluir otros programas además del Sistema Nacional de Creadores. El Sistema Nacional de Creadores, como todos o mucha gente sabe, es un programa que apoya a creadores consolidados, con una trayectoria probada. Ahora lo que vamos a hacer es integrar a este sistema (realmente hacerlo un sistema), vamos a integrar a Jóvenes Creadores, vamos a integrar algunas otras piezas que pueden hablarnos de todo un cuerpo, de un todo. Así como casi siempre se hacen símiles con el Sistema Nacional de Investigadores, por ejemplo, donde hay distintas categorías de investigación, algo muy similar estamos intentando formar con el Sistema Nacional de Creadores. ¿Esto qué va a hacer? Que le va a dar certeza jurídica a, como mínimo, siete programas que maneja el Fonca. 

Por otro lado, hay otros proyectos y otros programas que no van a desaparecer. En eso ha sido muy clara la secretaria de cultura y el propio presidente de la república. No va a desaparecer ninguno de los programas que maneja el Fonca. Ninguno. Lo que pasa es que se va a reordenar. Como digo, una parte se reordenará dentro del Sistema Nacional de Creadores, aprovechando que ya tiene un decreto, y otra parte estará dentro de otro programa de apoyos a la cultura, como ya se venía manejando. Estamos reordenando. 

Y hay una parte muy importante que sí es un logro de estas charlas, digamos, que se tuvieron, y es que se va a conservar la posibilidad de un mandato para que en ese mandato pueda haber un gran programa de donativos. Porque en muchas ocasiones hay instituciones u organismos internacionales que quieren aportar a ciertos proyectos culturales, hay también iniciativa privada que muchas veces quiere hacer colaboraciones. Bueno, pues va a seguir existiendo la posibilidad de hacerlo a través de donativos. Pero también esto hay que regularlo de mejor manera. 

Es decir, ahora nosotros como administración pública tenemos un reto muy importante, y es hacer que la funcionalidad que ha tenido el Fonca con la figura que ha tenido —frágil en su tiempo; en otro, un poquito más reforzada—, bueno, ahora que siga teniendo la efectividad y la eficiencia y sobre todo que no afecte a los beneficiarios que cada año —o cada determinado tiempo, de acuerdo a las convocatorias— está recibiendo un presupuesto. 

Con esto también quiero decir que el Fonca no va a cambiar sus mecanismos de selección. Que los programas entren a una dirección general que forma parte, digamos, del todo central de la Secretaría de Cultura, no quiere decir que los mecanismos de selección de las distintas convocatorias cambien. Hemos pasado, pues, los 31 años de vida que tiene el Fonca perfeccionando estos mecanismos. El año pasado nos dimos a la tarea de retomar varias de las inquietudes de la comunidad e intentamos mejorar muchos de los mecanismos del propio mandato. Por ponerte un ejemplo: se insacula; la insaculación se hace sobre una base de datos mucho más amplia e inclusiva. Esa base de datos antes únicamente estaba conformada con los miembros del Sistema Nacional de Creadores. Ahora, todo aquél que haya participado en el Fonca con ciertas características puede ser elegible. Y toda la comunidad Fonca es la que va a seguir calificando los proyectos. Es la que va a seguir conformando los distintos comités. Hay comités: el Comité de Artes, está el Consejo Directivo del Sistema Nacional de Creadores, y los distintos comités que se forman de acuerdo a cada una de las convocatorias. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Era otra gran preocupación… 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Así es. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. …quién va a calificar, quién va a evaluar. Pero las convocatorias que se hicieron siguen. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Ésas continúan, 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Las becas continúan. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Así es. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Y ahorita no hay problema, porque quienes van a evaluar hacia futuro son las mismas personas que lo han hecho. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Es lo mismo. Es más: el reto no es nuestro; ahora es un reto más —digamos— administrativo. Lo sustancial del Fonca, el corazón del Fonca, ése permanece, porque si no, no tendría razón de ser. Es decir: ahí sí tengan la plena certeza de que una de las líneas principales que tuvo el Fonca desde su creación es que la selección era entre pares. La selección seguirá siendo entre pares. El año pasado renunciamos como funcionarios públicos, como gestores culturales, a formar parte de los distintos comités de selección, y eso lo vamos a seguir manteniendo. Nos parece un buen ejercicio de transparencia, y eso además nos lo ha pedido la propia secretaria de Cultura. Que estas cosas que hemos estado ganando con la comunidad se conserven. 

Entonces lo que quiero decir es: ahora hay convocatorias abiertas que van a seguir su camino. Esto es un proceso muy largo; de la noche a la mañana no se cambia de figura. Van a continuar. Se va a ser consecuente con los compromisos que se ha hecho con esas convocatorias. Quienes están ahora en activo van a seguir recibiendo su apoyo. Eso sí quiero por favor que estén tranquilos, porque no es así. Lo que estamos haciendo simplemente es un reordenamiento administrativo. Y sí quisiera comentar que este reordenamiento administrativo puede ser quizá en la historia del Fonca una de las mejores oportunidades que tenemos para reforzarlo, para que nunca más pueda haber ninguna duda sobre la pertinencia o no de un instrumento así. 

Quiero decir que el Fonca se fue debilitando por —entre otras cosas— las distintas observaciones del Órgano Interno de Control, o de la Auditoría Superior de la Federación, que se fue haciendo a la operatividad del Fonca. Entonces ahora por fin atendemos todo lo que se nos está pidiendo. Lo hemos estado haciendo desde el año pasado y creo que ésta puede ser una gran oportunidad de verdad para crear esta “tercera pata”, como yo le llamaba, de la política cultural en México. Tenemos dos grandes institutos, el Fonca es uno de los brazos más importantes que tiene ahora Cultura a nivel público. Y sí quisiera dar la certeza de que estamos trabajando. 

Éste es un proceso complicado, es un proceso de reto, de pensar mucho entre administrativos, entre jurídicos, para ver cuál es la mejor solución, de tal suerte que tampoco nos coma el pasmo administrativo. Que ése es otro de los temores que se han tenido: que si uno entra a administración central, todo se vuelve más complejo. Yo quiero decir que hay muchos ejemplos que nos hacen pensar que eso no tiene por qué ser así siempre. 

Estamos trabajando en ese camino y yo lo que quisiera pedir es que nos tuvieran confianza en ese sentido: todo esto y todos los trabajos que se hicieron previos en el Fonca el año pasado, todas las charlas, todos los cambios que también se realizaron como los que te dije, de los comités de selección. Estábamos también en un proceso de hacer mixtos los distintos jurados, que me parece que es algo que ha estado pidiendo la propia comunidad. Estamos trabajando en ello, y vamos a continuar trabajando en ello. Nos interesa mucho la representatividad nacional. El Fonca se enriquece con programas, adhiriéndose a programas de los estados. El famoso Programa de Apoyo a la Creación en los estados también forma parte del Fonca desde el año pasado. ¿Esto qué provoca? Que tengamos bases de datos más representativas, más ricas, y que además tengamos la real posibilidad de que el Fonca —o como se llame la dirección general— acabe siendo realmente nacional. Y que permee y que beneficie a muchos otros. 

Ahora, hay otro punto también que puede permitirnos esta nueva figura: nos puede permitir también tener la posibilidad de crear nuevos programas o de reforzar los ya existentes. ¿Por qué? Porque cuando ya existes en el presupuesto, tienes la posibilidad de crecer. Entonces son varios puntos que estamos analizando, que no lo queremos hacer con prisa. Conocemos perfectamente bien la institución que recibimos, la que tenemos en las manos; conocemos perfectamente el valor simbólico que tiene. Y además quizá sea uno de los proyectos más importantes y de verdad que salieron de la propia comunidad artística. 

Quisiéramos que la comunidad nos diera ese voto de confianza, que vamos a estar informando sobre cómo vamos —si es el deseo de la propia comunidad—. Estamos en la mejor disposición de dar la información que quieran; lo hemos estado haciendo, y tengan por seguro que vamos a continuar con ese trabajo. Ésta es una institución que merece ser reforzada. Lo dijimos desde el día uno. Y estoy segura de que va a existir toda la voluntad para poder lograrlo. Y hay un plus en todo esto, que no es menor, y es que hay mucha gente trabajando en este proyecto que ha estado en el Fonca —yo misma en distintas circunstancias—, y que conocemos cuáles son las virtudes de este proyecto. Entonces, pues está en buenas manos. Y vamos a trabajar en ello. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Y en este escenario que planteas, Marina, también me gustaría subrayar —porque así parece con esta categorización— que se va a diversificar muchísimo también las aristas que se pueden abonar a esta dirección general, que son mucho más allá de las que conocíamos hasta ahora. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Sí. Es que eso también nos va a permitir cierta flexibilidad. Mira, se cree que el mandato como figura era muy flexible. Sí. En teoría todos los fideicomisos los son. Pero éste era un fideicomiso muy debilitado. Éste no tenía la posibilidad de crecer. Y por lo que dije: porque no existía o no existe realmente. Lo que le vamos a dar es existencia. Una vez dándole existencia, uno puede pedir, programar, proyectar dentro de las líneas que la administración pública te requiere. Puedes aparecer en un proyecto, puedes aparecer en un programa de cultura. Es decir, aquí realmente lo que hemos ganado con una decisión así, pues, es la existencia, que no es poco. Y entonces, a partir de eso, ya hay que ponerle cuerpo a todo. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Pues habrá que esperar ahorita, lo que queda es esperar. Pero sí dar certidumbre… 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Sí, claro. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. …a la comunidad artística, a la comunidad creativa, de México, insistimos, y no sólo a los que estaban circunscritos al Fonca, sino es una ampliación muy grande la que se va a hacer ahora que forma parte ya de la Secretaría de Cultura. Habrá que conocer más adelante… 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Claro. 

…cuál será el nombre de esta dirección. Y reiterar la apertura que tiene la Secretaría [de Cultura] de [estar en] comunicación. Hoy la secretaria no nos pudo acompañar porque está en Palacio Nacional y mañana tiene una reunión con la UNESCO —virtual por supuesto—, pero convocada con los ministerios de cultura. Pero es muy importante saber que está esta puerta abierta para la comunidad creadora. Que antes de que se vayan con un tuit, o antes de que se vayan con la incertidumbre —que ahorita es la palabra de moda en estos días—, pues se asesoren y sepan cuál es el destino de un órgano tan importante como lo es el Fonca, y que así como planteas el escenario, Marina, pues se antoja promisorio. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Pues mira: yo igual aprovechando que estoy aquí, quizá poner a disposición —no sé, eso habrá que verlo—, habrá que armar los mecanismos en la propia Secretaría, aquí mismo en Canal 22. Si quieren podemos abrir un espacio para preguntas, que podemos ir solventando en algún otro momento. Nosotros a través de algún canal con mucho gusto lo hacemos. Ahora que lo estás diciendo, me viene esta idea, creo que sería lo más sano. Y así estamos informando de alguna manera todo el tiempo sobre las dudas que se puedan presentar. 

Quiero decir que todo esto —los movimientos, las dudas— ha sido muy legítimo. Éste es un instrumento muy querido, tradicional, y además importantísimo. Y bueno, quizá de todos los programas es el programa de la comunidad. Entonces la Secretaría de Cultura no tendría razón de ser sin la comunidad artística. Entonces nuestro primer objetivo, en este sentido, es —por supuesto— darle certidumbre. Y déjame ver la posibilidad de implementar un canal para resolver dudas y les hacemos llegar las normas. A ver cómo le hacemos para poder entrar en una comunicación más directa. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Lo celebramos, lo agradecemos. Y además aquí en Noticias 22 estará siempre la puerta abierta tanto para la comunidad artística, donde estén, como por supuesto para la Secretaría de Cultura, a quienes nos debemos, para saber por dónde van esos puntos de coyuntura y que no haya malos entendidos. Y que sepan que esto es para bien de la comunidad artística en el país. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Es lo que pretendemos. Nadie tiene mala voluntad aquí. Todos estamos trabajando para un mismo fin. Y créanme que estamos muy pendientes de lo que pasa allá afuera y estamos tratando de reaccionar a ello. Y pues el Fonca lo estamos trabajando: el Fonca o lo que se forme —la “Unidad”, la estamos llamando así—. Y esperemos que de verdad sea una entidad de muy largo aliento. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Esperemos que así sea, y aquí estaremos insistiendo en ello y dando cuenta de cómo va este proceso, Marina. Y hay otros temas que me gustaría abordar. Digo, ya quedó aquí lo del Fonca más que aclarado. Lo relatas de una manera muy prístina, muy clara, entonces no creo que haya dudas. Si las hay, vamos a establecer estos canales. Después nos pondremos ya de acuerdo con las autoridades pertinentes para hacerlo. Pero también subrayar: bueno, ya también está también San Ildefonso, está el FIDUINI, el Foprocine, también ya sumados a esto. Y la voluntad que tiene, que hemos demostrado y que hemos consignado día con día, la Secretaría de Cultura ante esta emergencia hay que subrayarlo, el programa Contigo a la Distancia, ¡qué bien está funcionando! Hace ratito presentábamos la nota de lo que está haciendo la Cineteca Nacional. ¿Cuál ha sido la respuesta a propósito del mismo? 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Pues mira, ha sido muy buena. Hemos tenido… Curiosamente la mejor respuesta ha sido en todos aquellos experimentos que hemos estado haciendo de la plataforma digital. Más que pasar programas tradicionales a una plataforma digital, lo que estamos haciendo es estirando esa plataforma y viendo hasta dónde nos da. Por ejemplo, hicimos hace dos fines de semana el primer festival virtual musical. Tuvimos 25,000 personas. Creo que es más o menos llenar el Estadio Azteca tres veces. Son públicos que sería muy extraño tener en un espacio físico. Estuvieron ahí y son cosas que nos sorprenden. Tenemos muchos tutoriales y talleres que están dedicados a la población. Estos tutoriales o talleres se llenaron. Hubo inscripciones en seguida. Ha habido muy buena respuesta a las distintas curadurías que tiene Imcine a través de su propia plataforma. Tenemos también muchos recorridos virtuales que se están utilizando. Como he dicho en algunas otras entrevistas, es quizá el momento en el que mucha gente está descubriendo realmente los espacios culturales que tiene. Hay mucha gente que no conoce el Palacio de Bellas Artes; y eso que no nos extrañe: eso sucede. Lo están conociendo a través de la plataforma. Hay muchos sitios arqueológicos que también estamos conociendo. Llegará el momento en que quizá podamos ir a todos esos sitios, pero por ahora tenemos un lugar donde podemos acercarnos a ellos. 

Y también es una nueva mirada, y yo creo también que es una sumatoria a toda la oferta cultural tradicional que ya tenemos como entidad pública. Entonces quizá incluso pensemos en que permanezca más allá de esta época porque está creando nuevos públicos. Está creando públicos que acceden con mayor facilidad a la oferta cultural. Y creo que todas esas cosas que tenemos a favor, acabaremos valorándolas y quizá tomando decisiones que permitan que una plataforma como ésta continúe. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Nuevos públicos y nuevos creadores también. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Totalmente. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Y ayer decíamos hace ratito: la convocatoria fue sorprendente, más de 3,000 trabajos se recibieron en Arte en Movimiento. Mañana les vamos a dar a conocer los ganadores. Está muy nutritivo también el premio: son $20,000 para los ganadores. Y está la convocatoria Hecho por Canal 22 también, para hacer —con sus celulares, con sus equipos profesionales— sus videos, sus cortometrajes de unos cinco minutos, que se estarán proyectando en nuestra pantalla. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Sí, mira, sobre eso quiero decirte que la secretaria Frausto nos instruyó desde el primer día que pensáramos en nuestros creadores. Sabemos que la situación va a ser muy complicada para muchos de ellos, se han cerrado espacios de trabajo natural. Y lo que hicimos fue hacer… tuvimos una primera reacción a través de las convocatorias. Entonces las convocatorias son para apoyar a nuestras comunidades. Hay varias abiertas ahora, se han cerrado ya muchas otras. Ésta era la más grande, en efecto. Hay una, se va a beneficiar a alrededor de 1,500 creadores de distintas categorías. Esto no quiere decir que sea la única; va a haber muchas otras que van a estar saliendo. Es la manera que encontramos de trabajo colaborativo y de respeto también al trabajo del otro. 

La relación que tenemos con los creadores es: nosotros necesitamos de tu trabajo y tú puedes aportárnoslo. Tenemos la plataforma para difundirlo. Aprovechémonos entre nosotros. Las convocatorias son una manera quizá democrática para poder acceder —a través de la calidad de los productos que presentas— a los apoyos que te esté dando ahora la Secretaría de Cultura. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Y con esto reforzar que la cultura no es un accesorio. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. No. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Es fundamental para mantener cualquier país andando. Y qué bueno que existan estos esfuerzos, qué bueno que existan estas plataformas para que en medio de lo que estamos viviendo, lo que quiera que sea esta pandemia, podamos seguir con este desarrollo, con este impulso, y con este reconocimiento. Que me llama mucho la atención lo que me digas: gente que no conoce el Palacio de Bellas Artes, hoy, gracias a Contigo en la Distancia, ya lo visitó. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Sí. Es así. Y además decirte que no podríamos imaginar la vida sin la cultura. Porque la cultura no sólo es ir al Palacio de Bellas Artes a un concierto. La cultura es cuando te pones a cocinar en tu casa, cuando tu abuela teje una colcha, cuando alguien canta en las fiestas patronales: eso también es cultura. Entonces siempre hay algo, alguna manifestación cultural alrededor de nuestra vida. Desde la gente que se pone audífonos para hacer el quehacer, hasta la gente que se sienta y escucha un concierto. Entonces hay público para todo, hay cultura —digamos— para todos. Y aquí la cuestión es que finalmente tenemos que reconocernos como entes culturales todos nosotros. Todos estamos produciendo cultura de alguna manera. Y la obligación, o uno de los objetivos que tiene la Secretaría de Cultura, es reforzarlo. Y es hacer que realmente tus derechos culturales, que son también derechos a la creación, permanezcan. 

Y vuelvo a lo del Fonca: el derecho a la libertad de creación sigue intacto. Y va a seguir intacto en tanto se respete este asunto que yo decía de la calificación entre pares. Ahí que no quede la menor duda: somos los primeros en defender la libertad creativa en todos los ámbitos, además del ámbito del Fonca. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Pues ya lo escucharon. Marina Núñez Bespalova, Subsecretaria de Desarrollo de Cultura de la Secretaría federal de Cultura, muchas gracias, gracias por estar aquí esta noche con nosotros. Gracias por aclararnos, insisto, este panorama, y celebramos de verdad el Contigo en la Distancia que está haciendo toda la Secretaría de Cultura en conjunto con las distintas aristas, con los distintos brazos que la conformamos. Muchas gracias y enhorabuena. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Gracias a ti, gracias a ti. Muchas gracias. 

RAFAEL GARCÍA VILLEGAS. Y a quedarse en casa ahora sí. 

MARINA NÚÑEZ BESPALOVA. Sí, todos.
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https://www.youtube.com/watch?v=aMkD0teOWXw 

sábado, 25 de abril de 2020

¿Arte "verdadero" y arte "falso"?

Dicen: "Es que hay un único arte verdadero y el resto es ilegítimo."

Yo no considero que exista una definición única, general y exhaustiva del arte. Hay muchos puntos de vista.

Mi personal toma de partido es la llamada «teoría institucional del arte», iniciada por Arthur C. Danto en la década de 1960 y desarrollada por él mismo y por gente como George Dickie. Retomo a este último en su libro The Art Circle: A Theory of Art (1984).

Dickie alcanza a enlistar en su libro (págs. 80-82) cinco condiciones para lo más cercano a una definición, que yo adopto:


«I) Un artista es una persona que participa con entendimiento en la realización de una obra de arte. […]

«II) Una obra de arte es un artefacto de una índole creada para ser presentada a un público del mundo del arte. […]

«III) Un público es un conjunto de personas, los miembros del cual están preparados en algún grado para comprender un objeto que les sea presentado. […]

«IV) El mundo del arte es la totalidad de sistemas del mundo del arte. [...]

«V) Un sistema del mundo del arte es un marco para la presentación de una obra de arte por un artista a un público del mundo del arte.» (80-82.)


El autor reconoce que esta definición es un círculo vicioso porque todos sus conceptos se refieren a ellos mismos. El término definido está dentro de la definición. Para escapar a ese callejón de salida, Dickie toma la palabra «arte» como inanalizable e indefinible con conceptos. Declara que la entendemos (incluso desde que somos niños) de manera no lingüística; por ejemplo, por experiencia sensorial o por intuición. Así, una definición no es necesaria, al menos en su acepción clásica. (Diría Wittegenstein: se muestra, no se dice.)

Hubo una interpretación derivada de la visión de Giorgio Vasari en el siglo XVI (a esas visiones se les podría llamar «paradigmas» [Kuhn] o «narrativas» [Lyotard-Danto]). Hay una visión formalista-modernista, ideal para mucha pintura abstracta. La hay --otra-- que es afín a Marcel Duchamp y John Cage. Habrá seguramente más. Dentro de cada una de ellas, puede hablarse de artistas y obras «mal hechas», «mediocres», «fracasadas» o «farsantes». Fuera de ellas, no.

Aventuro esta idea: cada una de esas visiones responde a una visión del mundo, a un temperamento, a un carácter, a un tipo de emocionalidad. Quien necesite un orden claro, racional y estable, no concordará con quien se entrega al devenir, al relativismo y lo a-racional. Esas visiones han demostrado ser irreductibles entre sí.

Creo que es natural que nunca se llegue a un acuerdo mutuo. También eso me parece correcto.

Datos útiles sobre el Fonca

Hay quien defiende la vaga especie de que "el Fonca siempre fue desde su nacimiento un pozo sin fondo de corrupción!!! Y además a ningún conocido nos tocó nunca..." 

Ése es un criterio --siendo eufemísticos-- miope. No aporta nada útil. Es como si alguien dijera: "Dado el hecho de que a mí --por güeva, confusión, miedo, mala suerte, falta de talento o falta real de oportunidades por causas legítimamente injustas-- nunca me han dado un apoyo, nadie más lo merece. Après moi le déluge." Sería como exigir que se acaben los sindicatos solamente porque a la sombra de ellos han medrado figuras siniestras como Fidel Velázquez y Elba Esther Gordillo. No es la institución la que provoca el problema sino su uso inadecuado.

Democratizar más las instituciones es una labor necesaria para que la repartición de riqueza sea más justa.

El mundo es ancho y ajeno. Satanizar un programa, sólo porque es perfectible, y a veces muy perfectible, es primar la demolición por sobre lo constructivo. Nadie (casi nadie) pide que se conserven los vicios que sí existen en ese programa. Pero no son sistemáticos: es una mentira y una calumnia de Av*lina L*sp*r (ese personaje que no es nadie pero estorba, como si fuera una terraplanista o, peor, una antivacunas) la afirmación de que todo es corrupto ahí. ¿Dónde están las evidencias, la documentación, los nombres?

¡Ah!, y por cierto: no hay límite máximo para la edad en ninguna convocatoria que no sea de Jóvenes Creadores, hasta donde sé.

No pediré un juicio sino:

- cómo define la ley la idea de corrupción;

- fecha en la que el Fonca empezó a publicar las actas de todos los programas de apoyo, firmadas de puño y letra por los miembros del jurado;

- fecha en que el Fonca dejó de pedir cartas de recomendación de una personalidad prominente de la disciplina en la que se aspiraba a recibir un apoyo;

- fecha en la que el Fonca instituyó el programa obligatorio de retribución social.

También pediré un segundo conjunto de datos:

- la lista exhausiva de nombres de quienes han repetido apoyo entre 1989 y 2019, y por qué la han repetido, y si eso ha contravenido algún reglamento o ley;

- la lista exhausiva de nombres de quienes NO han repetido apoyo entre 1989 y 2019, y por qué no la han repetido, y si eso ha contravenido algún reglamento o ley;

- distribución de receptores de cada uno de los diferentes programas de apoyo (entre 1989 y 2019) según género;

- distribución de receptores de cada uno de los diferentes programas de apoyo (entre 1989 y 2019) según edad;

- distribución de receptores de cada uno de los diferentes programas de apoyo (entre 1989 y 2019) según entidad federativa;

- distribución de receptores de cada uno de los diferentes programas de apoyo (entre 1989 y 2019) según disciplina;

- distribución de receptores de cada uno de los diferentes programas de apoyo (entre 1989 y 2019) según nivel socioeconómico;

- lista de los informes de los programas obligatorios de retribución social;

-número de creadores apoyados que no cumplieron con su contrato ante el Fonca;

- lista de quejas que existan ante Función Pública, o ante una institución similar, sobre posibles injusticias cometidas por el Fonca;

- programa de la propuesta y futura Dirección General de la SC federal, que se planea que administre los apoyos.

Otras personas (en una publicación de Facebook) han propuesto recabar también estos datos:

- cuántas obras artísticas se han producido

- cuánta gente se ha beneficiado de ellas

- cuántos empleos directos e indirectos han creado

- a cuántos no beneficiados ha favorecido la retribución social de los sí beneficiados

- cómo dinamizó la economía cada apoyo

En el primer semestre de 2019, paralelamente a las pláticas con Bellatin y Núñez Bespalova, hubo quienes pidieron un diagnóstico exhaustivo de funciones del Fonca. Hasta hoy esa información sigue sin divulgarse. Podría pedirse por los mecanismos de transparencia institucional; no creo que sea información secreta. Sin embargo, procesar y organizar toda esa información es una ocupación de tiempo completo. Que la organice quien tenga el tiempo para hacerlo.

¿Cuál será el programa de la nueva Dirección General? La tarde-noche del martes 21 de abril de 2020 apareción en TV Marina Núñez Bespalova a explicarlo en rasgos muy generales pero precisos. (Transcribiré ese programa estos días.) Sin embargo, algunas dudas quedan.

Considero que no se puede hablar de corrupción si no se ha procesado TODA la información anteriormente mencionada.

Coincido en que dentro de las reglas no se han acotado hasta ahora lo suficiente estos criterios:

- uso ilegítimo de información privilegiada,

- tráfico de influencias,

- compadrazgo.


Habría que poner más candados a eso.

Ofrezcamos datos, no ideologemas. 

Público del arte: el papel de la institución pública

Una amiga preguntaba en Facebook, hace unos días, si defender el Fonca no implicaría también crear una política de creación de públicos  del arte, dado que la financiación del Fondo se da gracias a los impuestos. ¿Cómo el arte contemporáneo puede conectar con un público, especialmente si ese arte está financiado por el Estado?

Ese me parece un problema tremendamente enredado, sistémico y de muy larga historia.

Las artes contemporáneas suelen estar muy enrarecidas porque producirlas y consumirlas requiere un bagaje o capital cultural alto. Me parece un caso similar al que ocurre con muchas ciencias y humanidades: hay productos de acceso masivo y sencillo (y eso está bien), mientras que hay productos que dependen de una educación compleja y especializada. Entender filología latina requiere especialización; asimismo, la mecánica cuántica y muchas otras disciplinas. 

¿Eso es elitista o clasista? A mí no me lo parece. Lo que me parece elitista o clasista es el poco acceso educativo que la mayor parte de la gente tiene a los medios culturales, entiéndase a una educación en historia y teoría del arte, en este caso.

Yo admiro profundamente casos de hace muchas décadas, casi un siglo, como el muralismo mexicano y el Taller de la Gráfica Popular, que se empeñaron con sinceridad y un trabajo enorme para que los productos plásticos llegaran a un público masivo. Sin embargo, como dice Juan Acha, un consumo cultural más completo no depende nada más del traslado físico y material de la obra adonde están los grandes públicos, sino también y sobre todo de que estos grandes públicos tengan acceso a los medios que les permitan gozar, descifrar y contextualizar la obra. No hacerlo se podría comparar con el caso de inaugurar una biblioteca pública, pero en una comunidad donde la gente no está alfabetizada.

Esa es la labor de la educación. Creo que pedir a los artistas que creen a su público es pedirles que ellos solos solucionen un problema histórico y que compete a toda la sociedad. Los artistas solos no pueden cambiar eso.

Realizar un cambio implicará cambios muy profundos en la desigualdad social, el acceso a la educación, el tiempo de ocio y la oferta cultural que existe en los medios masivos de difusión. Competen al Estado, a actores económicos, a grandes empresarios mediáticos, desde luego también a los artistas y, en fin, a toda la sociedad.

Sé que muchos artistas han trabajado en vertientes contemporáneas como el arte participativo, el arte en espacios públicos, proyectos pedagógico-artísticos, etcétera. Muchos de ellos, contra la corriente. Pienso de botepronto en Rita Ponce de León, Esthel Vogrig, José Miguel González Casanova y Taniel Morales. Todos ellos, ampliamente conscientes de complejos problemas sociales; todos ellos, receptores de algún apoyo del Fonca en algún momento.

Creo que se deben mantener los apoyos a los artistas, pero se debe extender ese apoyo a los consumidores del arte.

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Asimismo, otro contacto mío en Facebook --Javier Contreras-- anotaba esto, que me parece pertinente:

- Hay que "problematizar las lógicas naturalizadas de la meritocracia del sistema de las bellas artes (ese que alguien se atreve todavía a llamar como "alta cultura", hurtándose a problematizaciones complejas de la producción simbólica [...])." Ese "paradigma meritocrático jerarquizante" es "excluyente, básicamente, por lo que nos enseñó Bourdieu acerca de la original diferencia de condiciones para participar en la competencia de los campos sociales (ya sabemos, unos son más iguales que otros)."

- "Por otra parte, en desacuerdo también con ciertos productores artísticos, creo que no puede negarse la constitución de un aparato de captura cultural (en términos de Deleuze y Guattari), en buena medida narcisista". 

- "Creo que nos urge pensar la situación general de los y las trabajadores artísticos en su condición desigual concreta, para reivindicar el derecho de todas y todos a la enunciación simbólica. Esto nos llevaría a imaginar soluciones para un acceso a los apoyos que no se centre sólo en las aparentes evidencias de lo estético."

domingo, 19 de abril de 2020

¿Soplan vientos de cambio en la Cultura y las Artes? [un reportaje de Notimex]


Transcribo aquí un reportaje aparecido hoy en Notimex:

2020-04-19 10:31:21

¿Soplan vientos de cambio en la Cultura y las Artes?

Víctor Roura / Mario Bravo Soria

[Ante la más reciente coyuntura de expectativas, discusiones, posicionamientos e incluso dimes y diretes acerca del destino del Fonca, y tras la resolución oficial comunicada el pasado viernes por la noche; en la sección cultural de Notimex hemos decidido realizar este reportaje para aportar algunas reflexiones en torno a dicho complejo e insoslayable tema...]

La Cultura y el Estado: prácticas reiteradas

México. 19 de abril (Notimex).— Durante la noche del viernes 17 de abril, la Secretaría de Cultura federal informó, a través de un comunicado, que el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) sería incorporado a la dependencia a cargo de Alejandra Frausto como resultado de las distintas negociaciones que ella sostuvo con el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera, así como con la encargada de la Secretaría de la Función Pública (SFP), Irma Eréndira Sandoval.

Tal resolución causó mucha expectativa en el sector de creadores, promotores culturales y artistas, pues entre los posibles panoramas se avizoraba la desaparición absoluta de dicho fondo con las caóticas consecuencias que ello traería consigo. A final de cuentas, no existió tal disolución total del Fonca sino una asimilación por parte de la dependencia cultural federal. Pero, indudablemente, tal episodio no representa un punto final en dicho tema; por el contrario, la decisión dada a conocer hace dos días coloca puntos suspensivos en todo lo relacionado a la diada Estado y Cultura. Ante la actual coyuntura que coloca, nuevamente, a la creación artística y a las expresiones culturales dentro de una necesaria revisión, surge paralelamente una seria de interrogantes insoslayables: ¿el Estado mexicano, históricamente, ha sabido cómo relacionarse con los creadores artísticos y culturales?, ¿cuál ha sido el papel que la Cultura jugó para los distintos gobiernos durante el siglo XX mexicano y lo que lleva de vida el siglo XXI? Los apoyos económicos brindados durante distintos sexenios al sector artístico y cultural, ¿han propiciado procesos de creación artística a la altura de lo que requiere una sociedad como la mexicana?, ¿los ha entorpecido? Con dichos estímulos, ¿se ha apoyado económicamente a quienes realmente lo requieren o se han construido ciertas élites con privilegios mediante para que ciertos personajes, una y otra vez, reciban un estímulo económico que no les es indispensable no ya solamente para crear sino para sobrevivir?

Vayamos un poco más lejos. ¿La sociedad mexicana comprende a cabalidad de qué se tratan los procesos de creación cultural? ¿El Estado entiende que crear una obra de teatro, escribir un cuento, montar una coreografía, pintar un óleo, componer una pieza musical o realizar una película resultan ser procesos que necesitan una maduración de ideas, la certidumbre de que el creador cuente con lo necesario para subsistir económicamente mientras dicho proceso se gesta, así como que tal dinámica creadora no es para nada comparable con un acto de "producir" cultura como si se tratara de una maquiladora?

Un tema como el de la posible desaparición del Fonca y otros fideicomisos destinados a proporcionar apoyos económicos a creadores artísticos y demás integrantes del sector cultural mexicano abre interrogantes mayúsculas, más de fondo y que resulta impostergable su atención: ¿cuál es la función de la Cultura dentro de una sociedad como la mexicana?

Un aparato estatal como el nacido en tiempos posteriores a la Revolución, mismo que históricamente desde su creación tiende a las corruptelas, malos manejos, desvío de recursos y demás linduras como sello distintivo, ¿es capaz hoy en día, bajo el proceso de la autodenominada Cuarta Transformación, de escapar de dichas viejas costumbres y, por fin, colocar a la Cultura en el lugar primordial que una sociedad tan lacerada, violentada, fracturada y dolorida requiere?, ¿puede construirse un mecanismo de apoyo estatal a la Cultura y al Arte sin que dicho proceso “compre” la domesticación de las grandes voces, aquellos que son reconocidos a nivel nacional e internacional y, paralelamente, sin que asigne a cuentagotas los necesarios apoyos a orquestas infantiles rurales, compañías de teatro independiente, editoriales de bajo perfil, y demás proyectos que no cuentan en su currículum vitae con apellidos de renombre y peso en el escenario cultural de este país?

Repensar los tejidos sociales

Asumimos que casi nadie se opondrá a la afirmación de que el Estado debe asignar presupuesto público para apoyar al Arte y la Cultura; ese no es el tema central. Lo que verdaderamente importa analizar desde múltiples aristas es el proceso a través del cual dichos estímulos se reparten, quiénes deciden a cuáles ciudadanos y a cuáles no se les asignarán, cómo evitar las viejas prácticas del siglo XX y comienzos del XXI en donde cada gobierno federal en turno encumbraba a sus intelectuales, artistas y creadores culturales favoritos... otorgándoles becas o favoreciéndolos con políticas culturales, a la par que dejaban descobijados a la gran mayoría de los integrantes de dicho sector, que debían competir por las sobras del presupuesto sexenal.

Escenarios de crisis global como el que actualmente padecemos a causa de los estragos propiciados por la pandemia del Covid-19 resultan ser momentos bisagra, similares a lo que el filósofo alemán Walter Benjamin nombraba como “freno de emergencia” ante el abismo propio del caos causado por el capitalismo. Parecería idóneo el tiempo presente para que en México repensáramos todo, absolutamente todo antes de que —aún no sabemos cuándo— volvamos a la “normalidad”. Antes de que las universidades públicas regresen a clases, seguramente cabría un largo proceso reflexivo acerca de su función social, su capacidad de producir ciudadanos críticos, su manera de tratar económicamente al cuerpo docente, las teorías que se enseñan, los para qué y los cómo...

Asimismo, habría que repensar para qué anhelamos volver a salir a las calles y estar en el espacio público junto a los demás. ¿Acaso no es el momento para conmovernos y comprender la fatalidad que hasta antes de esta emergencia sanitaria ocurría ya en el espacio público de nuestro país? Asesinatos, violaciones, injusticias, dramas cotidianos, pérdidas de vida por sinrazones... la putrefacción hecha calendario. Y así habría que repensar la vida en la casa, la vida en pareja, la economía, nuestra relación (de dominación, mayormente) para con la naturaleza, nuestro afán de consumir mercancías con una obsolescencia programada, la escasa calidad en los contenidos de televisión, radio y prensa escrita (sin obviar a las benditas redes sociales)... todo cabría repensarlo, y, desde luego, también la Cultura y el Arte, pues son territorios esenciales.

Por ello en esta sección cultural decidimos realizar el siguiente reportaje, para el cual buscamos a ciertas voces que, de una u otra manera, participan en el ámbito de la creación artística y construyen eso que conocemos como Cultura.

Buscar la beca para escribir libros

Cabe aclarar que nuestros entrevistados fueron abordados días antes de que se emitiera la resolución que incorpora al Fonca dentro del andamiaje de la Secretaría de Cultura federal, aunque ello no impide que sus reflexiones tengan un alto valor de vigencia pues la determinación informada por Alejandra Frausto durante la noche del viernes anterior no pone punto final a la urgente reflexión sobre el tema. Por el contrario, las declaraciones recogidas en su mayoría por nuestro reportero Cristóbal Torres no están, por así decirlo, salpicadas previamente de un hecho ya sabido que podría, en este caso, prejuiciar o inclinar radicalmente la opinión ante una resolución ya tomada que estas serían piezas reflexivas para otro reportaje, ya que el debate apenas se inicia.

Para abrir tal ejercicio periodístico de reflexión plural, comencemos por indagar cuáles son los puntos positivos de la existencia del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. El cuentista para niños, Adolfo Córdova, nos compartió al respecto:

Me sumo a las voces que reconocen la vitalidad y la proyección que ha dado el Fonca a la cultura y al arte dentro y fuera de México. Para muchos de nosotros significó el principio de una carrera. Yo apliqué a la beca Jóvenes Creadores sin tener premios ni libros publicados, sólo con un proyecto y una muestra de obra bien trabajados. Esto fue en 2013. Hay que decir que antes había aplicado un par de veces y no me la habían asignado: en 2013 finalmente me la dieron con un nuevo proyecto de libro que se llama El dragón blanco y otros personajes olvidados. La beca la obtuve durante 2013 y 2014. En 2015 mandé ese manuscrito al Premio Nacional de Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada y ganó. Ese es un libro que ha tenido reconocimientos internacionales...

A la fecha se han impreso 33,000 ejemplares del libro, lo cual todavía me sorprende decirlo pero lo pongo como un ejemplo de un proyecto que ha circulado mucho entre lectores y que yo pude escribir gracias a una beca Jóvenes Creadores: no es sólo un apoyo que, como se ha criticado muchas veces, no tiene un impacto social directo... claro que sí lo tiene, este es un ejemplo práctico y cuantitativo. Todos los proyectos que se apoyan en el Fonca tienen en mayor o menor medida un beneficio social y lo digo también a la luz de los ataques que ya se habían hecho anteriormente, recordemos que el Fondo ya peligraba hace un par de años”.

El escritor mexicano radicado en Estados Unidos expresa que gran parte de los proyectos apoyados por el Fonca tienen un impacto no sólo en México, sino también en el extranjero:

Por otro lado, mi pareja [la fotógrafa Mariela Sancari] realizó una residencia artística con una beca del Fonca durante 2013 con la cual produjo una serie que se llama Moisés, que posteriormente la convirtió en un fotolibro con el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Moisés se ha presentado como libro en México, Guatemala, Estados Unidos, Colombia, Brasil, Argentina, Chile, España, Francia, Croacia, Bélgica, Suiza, Irlanda, Eslovaquia, Serbia, Singapur, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda... Esto, para ver un poco el impacto.

Ni Mariela ni yo provenimos de familias de artistas ni habíamos hecho carrera en el gremio o la élite cultural, ambos trabajábamos en diarios y aplicamos a estas becas con muy poca trayectoria artística, sin ningún conocido o ‘conecte’, como luego le critican a la beca. En 2018 volví a obtener la beca Jóvenes Creadores con un nuevo proyecto, después de intentar varias veces y que me la volvieran a negar, finalmente la pude tener por una segunda vez; con ese apoyo escribí un nuevo libro en el que sigo trabajando y, bueno... tener las becas me ha permitido, además de recuperar mis impuestos pagados [no olvidemos que es un programa que emana de nuestros impuestos], dedicarme casi exclusivamente a la creación... lo cual no me parece que sea algo que debiéramos justificar, pelear y defender”.

Un pago merecido

Dentro de la misma interrogante acerca de cuáles son los impactos positivos de la distribución de recursos económicos a través del Fonca, entrevistamos a Rubén Ortiz, director e investigador de teatro con más de un cuarto de siglo montando obras tanto en México como en el extranjero. Él refiere que son tres los aspectos más relevantes en cuanto a los efectos favorables de la existencia de un Fondo como el aquí mencionado:

Permiten, uno, que nuestro trabajo sea remunerado de la manera más cercana a lo que merece, porque ni siquiera alcanza; dos, permite hacer contacto en muchas ocasiones con poblaciones que de otra manera no se tendría contacto; y, tres, permite la realización de un trabajo que, como el científico, requiere de tiempos y espacios de investigación, de ensayo y error, que de otra forma no ocurriría; no hay un solo trabajo en la historia moderna del arte de innovación que haya surgido sin tiempo y sin espacio de experimentación.

Rubén Ortiz considera que, si bien el Fonca posee una arquitectura “muy discutible”, la comunidad artística organizada la ha tratado de perfeccionar “en vías de garantizar los derechos laborales, pero también los derechos culturales”. Para el académico, la Secretaría de Cultura ha sido “completamente omisa acerca del asunto de los derechos laborales de los artistas, cosa que de manera imperfecta hace el Fonca”.

Pareciera indiscutible que los recursos económicos que el sector cultural y artístico reciben a través de dicho Fondo resultan totalmente necesarios para quienes desempeñan actividades dentro de tal ámbito; indiscutible también sería que tal repartición de beneficios propiciara una producción de contenidos culturales, otro asunto será discutir si dichos materiales son de alta calidad o no, y paralelamente a esto, si encuentran los canales idóneos para su difusión en el territorio nacional. Ese es otro tema.

Pareciera evidente que, tal como lo expresa el refrán, “cada quien opina según como le va en la feria...”, pues apreciamos que quienes han obtenido la beca manifiestan haber tenido una vinculación, a todas luces, grata y reconfortante para con el fideicomiso federal. Pero... ¿acaso ser beneficiario de un recurso económico impide mirar los yerros que se hallan también dentro de dicho mecanismo que simultáneamente al beneficiarlo a uno irremediablemente comete algunas acciones impropias y poco transparentes?

El mérito y el juicio

Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto”, dijo el poeta Salvador Díaz Mirón. Dicho aforismo nos sirve para ejemplificar lo que consideramos como problema central en torno a los recursos estatales repartidos al sector cultural y artístico en México: el problema, obviamente, no es que tal o cual personaje reciba la beca (finalmente la posibilidad de obtenerla ahí está, la convocatoria es pública y supuestamente plural), cada creador está en su derecho no sólo de pedirla, sino de acceder a ella. Además, el dinero recibido lo ocupa para crear arte que se plasma en una expresión cultural. Los creadores, en todo caso, ejercen un derecho y el Estado cumple una obligación; ahí no se halla el punto central de la cuestión.

Lo complejo y motivo de un urgente análisis es ese mecanismo a través del cual fideicomisos como el aquí mencionado, desde su fundación, fueron utilizados por el aparato gubernamental para construir cofradías intelectuales, artistas y personajes de la Cultura que se codearon con el presidente en turno, obteniendo canonjías y dando a cambio elogios o en el peor de los casos, silencios, o ambigüedades. ante yerros gubernamentales.

Fernando de Ita, crítico de teatro y periodista cultural, opina al respecto poniendo el acento en una dinámica evidente desde el surgimiento del Fonca durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari:

Se ha hablado de cómo las mafias del poder se han apoderado del Fonca. Siempre se menciona de que fue Carlos Salinas de Gortari el que lo instituyó para comprar intelectuales; pero la verdad es que, desde la década de los setenta, Gabriel Zaid primero, después Octavio Paz (y el grupo del propio Octavio Paz) cuando todavía no eran los mandarines de la cultura, comenzaron a pedirle al Estado esa responsabilidad, sobre todo Paz al venir de Europa, donde ya se ejercía esta acción del Estado a favor de la cultura. No hay que olvidar que en un principio fue la reivindicación de los propios artistas intelectuales para el oficio, para su profesión, para los compañeros. En este país presidencial no había otra manera de hacerlo que a través del presidente de la República, que seguramente aprovechó eso para cooptar muchas voluntades.

También es totalmente cierto que, al principio, los mandarines de la cultura se agandallaron el Fonca dándoselo a sus cuates, a sus alumnos, a sus amantes, eso es totalmente cierto; pero fue evolucionando de tal manera que ahora el conflicto es uno: para juzgar, ¿cómo juzgas tú una obra de arte? Puede haber muchas formas de hacerlo, pero hay una que es el mérito artístico. El Fonca está basado en el mérito artístico y por eso en él hay tanta endogamia, porque entonces a los que se premia es a quienes han tenido oportunidad de mostrar su proyecto y tener un trabajo de calidad: y, en ese sentido, a mí me parece también que ha sido excesivo el número de veces que se han ganado algunas personas este apoyo.

Pero el problema es que, por ejemplo, el Sistema Nacional de Investigadores es de por vida: mientras tú estás investigando, puedes estar en ese sistema y desde la Cultura se trataba un poco de homologar eso. Yo le digo a los compañeros que están en contra del Fonca: perfecto, vamos a democratizar el Fonca: pero, si es cierto que somos dos millones de mexicanos los que nos dedicamos de alguna manera al arte, ya sea en la calle, de payasos, con compañías, etcétera, si somos dos millones de personas, entonces con el presupuesto actual se tardarán un milenio en darle a todos esos dos millones de personas un solo apoyo de por vida”.

El retiro de las becas vitalicias

Por su parte, la novelista mexicana, dramaturga y guionista, Malú Huacuja del Toro, desde Nueva York donde radica desde hace dos décadas, respondió a Notimex al respecto, siendo crítica con lo que ha sucedido históricamente en la repartición de becas y la creación de élites intelectuales:

¿Será posible que se les retire la beca vitalicia a quienes discrecionalmente recibieron esos subsidios transexenales, desde tiempos de Carlos Salinas de Gortari hasta el actual gobierno, por motivos que nunca se le explicaron a la opinión pública y que nada tenían que ver con “apoyar al sector cultural” ni “a la libertad de expresión”? Yo lo dudo muchísimo porque las mafias culturales son transexenales y multipartidistas. De todas maneras, sueño con ello y si tal cosa se hiciera realidad, la primera que regresaría a México a festejarlo soy yo. Pero lo dudo, tal vez porque he vivido demasiado.

¿Será así posible que lo soñado por Malú Huacuja del Toro se vuelva realidad a partir de las políticas culturales emanadas del gobierno actual federal? Sólo el tiempo lo dirá... La novelista aún no puede creer que hayan recibido la beca eterna los Nobel de literatura Octavio Paz y Gabriel García Márquez, por ejemplo.

A favor de las colectividades, no de las individualidades

Lo que a continuación señala el periodista y editor Víctor del Real resulta ser un aspecto pocas veces abordado cuando se reflexiona acerca de los recursos económicos que el Estado asigna para creaciones culturales y artísticas. En Occidente solemos asumir al autor y a su obra de una manera individual, es muy poco frecuente que encontremos emprendimientos en los cuales no destaque el artista y se ponga por delante a la colectividad e incluso a la comunidad:

En realidad yo no he visto hasta la fecha un resultado interesante de este programa: pero también confieso que antes no lo vi mucho; es decir, para mí es parte del Estado mexicano... de la inamovilidad del Estado mexicano. Esto quiere decir: no es en sí el desarrollo de la cultura lo que está en crisis a causa del Fonca, no; es el Estado en general lo que determina que esas cosas finalmente sean petardos y no sean balas, misiles.

Yo, en primer lugar, juzgo importante que esos apoyos sean a colectividades, no a individuos. La experiencia de los últimos 20 años, o desde la llegada de Salinas para acá, ha sido la individualización de los reconocimientos, de los premios, de los apoyos, entonces el artista o el escritor tendió a vivir en un nicho y yo los sorprendo muy seguido en recepciones que están muy ajenas a nuestro país y a ellos les parece muy elegante y hasta lo acusan a uno de atrasado, de ser una persona que vive tras la cortina del nopal todavía; pero no, la verdad es que no: lo que yo he visto es la caída del artista y del intelectual mexicanos, de su capacidad crítica que necesariamente decrece en su capacidad creativa. En este momento, te lo digo con sinceridad, son pocos los creadores que me interesan".

Los mecanismos de evaluación

Un rasgo similar aprecia Liliana López Borbón, consultora y asesora de proyectos culturales locales. Coincide con Del Real en que el reto mayúsculo de mecanismos como el Fonca estriba en que lleguen a quienes no están bajo las luminarias ni tras los cocteles de honor rodeados de la clase política:

El sistema tiene aciertos y aprendizajes de muchos años. aunque es perfectible. Sin duda la estructura de jurados expertos, los mecanismos de evaluación y el asegurar la libertad creativa son asuntos centrales que no se deben dejar de lado. Pero ampliar y actualizar a otras formas de expresión que se han multiplicado y, sobre todo, concentrarse en el reclamo de los artistas emergentes de tener mayor cabida para llevar sus dinámicas expresivas a otro nivel son demandas que se deben revisar.

La democratización y ampliación del mecanismo implica una gran responsabilidad porque volverse vitalicio dentro del sistema no necesariamente es la mejor manera para que la multiplicidad de los circuitos culturales encuentren formas de relacionamiento con los ciudadanos”.

Apoyos desproporcionados... resentimientos y mala fe

El director de la compañía/laboratorio de danza Asalto Diario, Miguel Ángel Díaz, al preguntarle si cree que las becas del Fonca llegan realmente a quienes las necesitan, respondió que dentro de los puntos por mejorar en dicho mecanismo de repartición de recursos, un aspecto central es el de eliminar las jerarquías en las disciplinas artísticas. Según su experiencia, la danza recibe menos apoyos que el resto de expresiones culturales:

No todo es negro ni todo es blanco. Seguramente el porcentaje de los que necesitan es menor de los que ya tienen la beca o de los que ya la han tenido en reiteradas ocasiones. Esa sería la situación que habría que corregir: saber si todos los que la necesitan tienen un apoyo del Fonca. También tendríamos que ampliar la posibilidad financiera del Fondo para que pudiera ampliarse a muchísimas más becas. De hecho, por sector, podríamos decir, nosotros en danza tenemos menos becas que los de cine, teatro, artes visuales o literatura, quizá. También ahí es desproporcionado el apoyo.

En este mismo tenor, Rubén Ortiz, quien forma parte del cuerpo de investigadores del Centro Nacional de Investigación Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), aclara que quien invente el “mito” de que ese tipo de apoyos “es una cuestión de privilegios” no conoce las dinámicas de trabajo de los artistas que han logrado desarrollar trabajos y producciones:

Hablar de privilegios es hablar con resentimiento. desconocimiento y con mala fe.

¿Quién elige a quienes asignan las becas?

¿Cómo llegó a darse ese fenómeno de “privilegios” que remarca Fernando de Ita al iniciarse el Fonca durante el salinato? Todo surgió, evidentemente, por la manera en que se elegía a quienes, a su vez, seleccionarían a los merecedores de las becas:

Yo he sido jurado nada más una sola vez —dice De Ita—; ¿pero cómo valoras la obra artística? De Jóvenes Creadores llegan mil y tantas solicitudes, ¿y a quién se lo das? Las mujeres, por ejemplo, están diciendo: pues, por justicia de género, debe ser 50 y 50. Eso es una propuesta que hay que considerar porque dicen: aunque la obra de la mujer sea menor en este momento que la de los hombres, es por la falta de condiciones para desarrollar su trabajo, lo cual es totalmente cierto; pero entonces hay que hacer ese consenso. ¿No va ser el mérito artístico el que va a valer sino va a ser exactamente la necesidad? ¿Cuál va a ser el criterio para poder determinar a un señor que de verdad escribe muy mal en lugar de un joven que escribe muy bien?

Es un problema subjetivo, porque todo el arte en sí es subjetivo y juzgar el arte es otra subjetividad también. Cada quien puede tener una opinión. Yo te presento un cuadro y a ti te puede parecer una cosa y a mí otra. Entonces, ¿cómo hacemos consenso…?”

Al cuestionársele cómo se eligen a los jurados que seleccionan a los ganadores de los estímulos económicos, De Ita respondió:

Sí, ahora ya es por tómbola. Antes ese era el problema: los funcionarios determinaban quiénes eran los jurados y de esa manera se podía de pronto hacer trampillas y nombrabas a quien tú quisieras. Ahora no; entra en una tómbola el nombre de los jurados. Solamente por eso salí yo, porque a mí nunca me habían llamado. Uno como crítico lo menos que tiene son amigos.

¿Qué debe entonces modificarse en el Fonca?

Al ser incorporado a la Secretaría de Cultura federal se esperan modificaciones importantes en los mecanismos emanados de dicho programa, las cuales tendrían que atravesar distintos y variados cuestionamientos y críticas sobre su funcionamiento. En dicho sentido, Liliana López define:

Me parece que la palabra “apoyo” incluye una visión de asistencia que no me parece acertada, más que apoyos se trata de impulsar, fomentar, comunicar y estructurar las posibilidades económicas y de infraestructura, no sólo para que se ejerza la libertad creativa y que los artistas tengan mayor capacidad para desplegar su obra, sino para que los ciudadanos puedan disfrutar y participar de aquello que generan los diferentes actores del sector. En este sentido, consideramos que hace falta un trabajo fuerte en la sociedad para que se reconozca la importancia de lo cultural y de las dinámicas expresivas para aumentar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos.

Por su parte, el director de danza Miguel Ángel Díaz sostiene que existe una disparidad entre quienes concursan en la capital del país y quienes lo hacen desde el resto de las entidades federativas, lo cual acarrea una injusticia:

En Ciudad de México no tenemos Fonca estatal, solamente el federal. Participamos junto con todos en las becas federales. Los estados tienen cada uno como su Fondo local y apoyan a sus artistas locales; sin embargo, el presupuesto tampoco es mucho, no alcanza para todos. Debe haber una manera para que haya un recurso suficiente para la cantidad de artistas que somos. No todos somos afortunados becarios del Fonca. Hay quien nunca en su vida ha recibido un apoyo y hace trabajos para el arte, la cultura y la comunidad. Hace falta.

Transparencia y movilidad en los jurados. Transparencia en cómo se determina; hacer público cómo va a ser el jurado, cómo se decidió. Más movilidad para que no sean los mismos de siempre; el que ya fue, pues seguramente no podrá ser en los siguientes cinco o seis años. Hay tantos que no podemos repetir. Ahora, ¿qué personas compiten?, ¿son los becarios que han recibido becas?, ¿los que no han recibido becas? Eso es lo que todavía no está tan claro: qué nombres son los que se ponen ahí para hacer la selección al azar. Hace falta más claridad en ese proceso para toda la comunidad, para que todos tengamos claro y no se arme chisme, pues. La base esencial de la continuidad del Fonca radica en la transparencia y la democratización”.

Poner un tope al número de veces de acceso a la beca

Otro aspecto importante e insoslayable es la descentralización de los recursos económicos destinados a dicho sector, tal como lo asevera el crítico de teatro Femando de Ita:

La descentralización ha sido uno de las peticiones que se ha hecho. Si revisas los primeros Fonca’s, casi en los primeros diez años el 80 por ciento de los becarios eran chilangos, o gente de fuera pero ya avecindada en la Ciudad de México. Gracias a presiones de la gente de fuera se demostró que en los estados hay gente capaz, artistas tan importantes y de tanta calidad como en la Ciudad de México. Se empezó a descentralizar un poco. Ahorita ya está por ahí del 30 por ciento de los estados. Incluso, en la edición que a mí me tocó, éramos cuatro personas de fuera que no estábamos radicando en la Ciudad de México y logramos el 50 por ciento para los estados y el 50 por ciento para la Ciudad de México. La descentralización es importantísima.

Creo que hay que poner un tope al número de veces que se accede a los recursos. Entonces, en cuanto a modificaciones: descentralización, equidad de género; que los jurados, tal vez, no deban ser del Fonca... fíjate, pero ahí nos metemos a otro problema: para juzgar una obra artística debes tener autoridad para hacerlo, ¿a quién puedes nombrar?, bueno, podría ser que los jurados ya no fueran del Fonca para que no tengamos esa endogamia que sí es terrible de alguna manera”.

Pensar la Cultura más allá de la actual coyuntura

Para Rubén Ortiz, una Secretaría de Cultura debe tener como una de sus principales funciones “abrir espacios que salvaguarden los derechos laborales de los artistas; eso es muy importante, porque hay una serie de cosas mezcladas que el Fonca no acaba de satisfacer por su propia arquitectura”.

El creador señala los derechos laborales de los artistas como uno de los puntos más importantes, porque “es ahí donde hay un enorme pecado de omisión en la nueva Secretaría de Cultura; no ha generado un programa de trabajo que hable sobre los derechos laborales y de cultura del lado de los artistas, ha hecho todo por omitirlo”.

Recuerda que fue la organización del gremio artístico la que permitió crear un espacio de diálogo con la institución estatal, sin embargo “recibieron de la Secretaría un discurso profundamente vacío”. Liliana López, en contraparte, defiende la postura y acciones de la actual dependencia cultural federal:

En los momentos inéditos que vivimos, creo que la Secretaría de Cultura actúa adecuadamente manteniendo el sistema de apoyos. Puede ser perfectible, pero no considero que sea el momento de abrir este frente y aumentar la irritación de los actores culturales. Es un tema que debería revisarse a futuro.

Aquí el tema más importante, desde mi perspectiva, es crear espacios para que juntos podamos imaginar futuros posibles, ejerciendo los derechos culturales y propiciando otras formas de sociedad donde no prime sólo la competencia”.

La cultura, una reserva de esperanza

Pero... ¿cuál es la postura oficial de quien conduce el actual proyecto para incorporar al Fonca en la Secretaría de Cultura federal?

Entrevistada por Notimex hace una semana acerca de cómo la dependencia a su cargo ha enfrentado los efectos de la pandemia de Covid-19 en el plano cultural, Alejandra Frausto expresó:

El apoyo a la creación es fundamental —y explicó que la justificación de excepción presentada por ella en semanas anteriores y que devino en la incorporación del Fonca a la Secretaría de Cultura fue con base en “tener conciencia del momento de solidaridad que estamos viviendo y hacer conciencia sobre el bien común”.

Y deben cuidarse, añadió, las herramientas que se tienen actualmente “y ser muy responsables con ellas, en este sentido se hizo la justificación”.

Lo considera “fundamental” porque la actividad artística y cultural significa “una reserva de esperanza que tiene México; estamos seguros que saldremos adelante y nos sumaremos para apoyar las condiciones de lo que viene, porque hay gente que por desgracia la verá muy difícil, entonces estamos para hacer comunidad y salir adelante”.

Complementariamente, en el comunicado emitido por la Secretaría de Cultura federal durante la noche del viernes, mismo en donde se oficializaban las modificaciones en el Fondo, se enfatiza en que, tal “como lo ha dicho el presidente de México, un gobierno emanado de un movimiento social jamás desdeñará el papel de la cultura en la transformación social”.

Como parte fundamental del mensaje compartido por la secretaria de Cultura en dicho boletín, se explicó lo que sucederá con el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes: “Como parte de este proceso, se informa que el Fonca será incorporado a la estructura orgánica de la Secretaría de Cultura, lo que permitirá contar con reglas de operación claras, transparentes y sin espacio a la corrupción. Además de dotarlo de certeza jurídica, reconociendo como un Sistema Nacional de Creadores que abarca desde los jóvenes creadores de los estados hasta los eméritos en todos los campos de la creación”.

Para la realización de este reportaje y una vez que se hizo público el ya referido comunicado de la dependencia cultural federal, buscamos charlar con Frausto; sin embargo Antonio Martínez, enlace de Comunicación Social y vocero de la Secretaría de Cultura, amablemente nos expresó:

Nuestro boletín es claro, si tienes dudas con mucho gusto las aclaramos...

Asimismo, confirmó que lamentablemente no sería posible conversar con la secretaria antes de la publicación de este reportaje. Sin duda, en alguna segunda entrega le buscaremos pues consideramos primordial conocer de su viva voz cuáles serán los mecanismos para emprender una tarea tan urgente como las transformaciones al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

Aún queda tanto por decir...

Todos los involucrados en la cultura mexicana saben bien que el Fonca es un hijo bastardo del salinato a petición expresa, en 1988, del Nobel literario Octavio Paz (a quien le faltaban todavía dos años en recibirlo) para satisfacer sus demandas económicas: si en Europa consentían a los intelectuales, y el poeta lo había visto con sus propios ojos, diplomático viajador como era, ¿por qué no podría cristalizarse esta urgencia en México?

Todos lo saben, al igual que, como fideicomiso, una parte monetaria, se dice que una tercera parte, iba a parar a manos de quién sabe quién. Hubo un momento en que este asunto fue muy aireado en los medios precisamente durante el salinato, pero con el tiempo este asunto de la ausencia corruptora jurídica se fue diluyendo tras los telones y los telares de los dramas de la entelequia cultural.

Sí, un aparato para beneficiar al sector cultural e intelectual, pero no a todos ellos sino a una selecta cantidad de elegidos (y a uno que otro desconocido para que no se sugieran mezquindades y obnubilaciones exquisitas). Por eso mismo fue naciendo, de a poco, eso que llamamos codicia, porque lo que se anhelaba era una beca porque a cambio no se pedía nada: ¡escribir un libro mediante cómodas mensualidades!

Vamos, ni siquiera el Fonca se comprometía a editar los libros que escribían los beneficiados. Muchos criticaban airadamente el sistema calificador de estas canonjías... hasta que eran recompensados por el mismo mecanismo que un poco antes criticaban.

De ahí que, por ejemplo, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes donaran sus respectivas becas (porque no las necesitaban) para crear, en la FIL de Guadalajara, la Cátedra Julio Cortázar y beneficiarse así a ellos mismos al relacionarse con los magníficos autores invitados a aquella prestigiada conversación.

Todas estas cosas se saben, pero eran calladas porque el sistema de las reparticiones era inquebrantable: nadie lo cuestionaba porque el presidencialismo lo arropaba, por lo tanto el ruido crítico a su alrededor era sólo un zumbido inofensivo de abejas alebrestadas sin aguijones hirientes.

Ahora que el fideicomiso ha desaparecido para trasladar el Fonca a la Secretaría de Cultura federal, por supuesto que moverá al desquiciamiento, porque se verá como una falta de respeto a la creación artística que jamás cuestionaba su proceder (y si lo hacía era en silencio soterrado... hasta el momento en que los protestantes salían en las listas afortunadas de los becarios aceptados y recompensados): ¿por qué casi nadie preguntaba quiénes eran los que calificaban los pensamientos creativos y las calidades artísticas?

Ese era el dilema, que nunca fue revelado.

No es momento de aplaudir esta decisión, pero tampoco de descalificarla. Porque el Estado, y ningún otro país en Latinoamérica lo ha hecho como México (ni en Cuba), tiene una obligación moral con sus creadores. Por supuesto. Pero, decimos, siempre y cuando ésta conlleve equilibrio, justicia e imparcialidad.

NTX/VRP/MBS

http://www.notimex.gob.mx/ntxnotaLibre/759289/¿soplan-vientos-de-cambio-en-la-cultura-y-las-artes?