martes, 12 de enero de 2010

Juventud, divino tesoro

Mis recuerdos de los años que estudié en la ENAP (Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional mexicana) son muy grises, salvo tres o cuatro casos de maestros estimulantes. En general recuerdo una profunda mediocridad.

En la ENAP, maestros que no saben enseñar dan clases a alumnos que no saben aprender.


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