CONVERSACIÓN, VÍA FACEBOOK, ENTRE FRANCISCO
SOLÍS E INTI SANTAMARÍA, 6 DE FEBRERO DE 2016. COMPARTIDA AQUÍ GRACIAS A LA CORTESÍA
DE FRANCISCO SOLÍS.
FRANCISCO SOLÍS
DIRÉ UN MONTÓN DE OBVIEDADES SOBRE ARTE:
Esto va a sonar un poco pretencioso (o tal
vez mucho); pero, como saben, el año pasado tuve la fortuna de ir de viaje a
Europa y vi muchísimo arte en el Museo Vaticano, el Museo Nacional en Nápoles,
la Galería de los Uffizi, el Museo de Louvre, el Prado, etc.
Cuando estuve en Suiza pasé por una feria
de arte contemporáneo (muy similar a Zona MACO) y tuve la revelación: El arte
contemporáneo es una basura. Fuera de un par de cosas impresionantes que vi en
el Museo Georges Pompidou en París, perdidas entre mucha paja ocurrente, me di
cuenta de que el arte exhibido en los museos de arte clásico (tradicional,
académico, de la vieja escuela o como le quieran llamar) por sí mismo, con la
simple contemplación, pude provocar un cambio en ti, al grado de estar con la
boca abierta, cuestionarte tu propia existencia y hasta creer en Dios, no
necesita de un discurso ni un contexto detrás para provocar una serie de
movimientos grandes en el espectador (el tener el discurso y el contexto puede
enriquecer la experiencia, pero no es la base de ella).
En cambio, el arte contemporáneo
(conceptual, arte de la idea, o como le quieran llamar), es chistoso, es
ocurrente, es lindo, es decorativo, requiere muchas explicaciones, se convierte
en un concurso de a ver quién cuenta mejor un chiste dirigido a unos cuantos,
las cuestiones técnicas y la factura pasan a segundo plano (y presentan tal
fenómeno como su fundamento y no como una grave carencia).
Sí, existen artistas vivos, contemporáneos
etimológicamente, que sí se dedican al desarrollo de sus artes, que pintan
bien, que esculpen, y que procuran la perfección técnica y que mediante sus
recursos pueden provocar experiencias similares a las que produce el arte
“viejo”; pero estos artistas son los menos, no se ponen de moda, ni son los
marcadores de tendencia, lo cual es muy triste.
En fin, este rollito es sólo para decir:
No, no voy a ir este año a Zona MACO #PorSiEstabanConElPendiente. Me da mucha
flojera, ya he ido varias veces y no cambia la experiencia: uno sale sumamente decepcionado,
aunque entre la paja uno pueda llegar a encontrarse alguna joya que sí valga lo
que cuesta, y aunque la fiesta se ponga buena, y aunque me hayan llovido
invitaciones a ir. Amén.
INTI SANTAMARÍA
Hay una cantidad decorosa de arte
contemporáneo muy conmovedor. Bill Viola o algunas obras de Gabriel Orozco (por
dar dos ejemplos casi al azar) son casos de ello. El problema hoy es que el 99%
del arte sí es basura (que quedará olvidada dentro de no mucho tiempo), y eso
abruma el poco arte bueno. Además hay un aparato intelectual-académico listo
para defender intereses realmente monetarios, no artísticos.
Otro caso: ¿Finnegans Wake es una novela
“buena” o “mala” (sea lo que eso signifique)?
[Aquí va el vínculo al Manifiesto de El Ojode Medusa.]
FRANCISCO
¡Qué buen texto, Inti! Como manifiesto está
interesantísimo, sin embargo, no deja de ser un poco irónico que para poder
contrarrestar la corriente chistosa de los exquisitos se deba recurrir a un
texto de explicación curatorial hecho a imagen y semejanza de los del arte
conceptual. Salvado eso, y con todos sus bemoles, está muy interesante. Me
recordó mucho a la crítica que hace [la columnista mexicana] Avelina Lésper del
catálogo de la obra de Gabriel Orozco (del que no soy fan en absoluto, de
hecho, medio me choca).
[Aquí va el vínculo a un artículo de Lésper
sobre un catálogo de Gabriel Orozco, libro editado por el MoMA de Nueva York.]
INTI
Muchas gracias por leer y compartir tu
opinión, mi querido Francisco. Realmente creo que en algún momento lo que en el
arte hoy nos “descoloca” será asimilado dentro de algún tiempo (¿décadas,
siglos?), y la porquería quedará en el lugar que se merece.
El Greco o el Rembrandt anciano no eran
fáciles en su época; pero conforme pasó el tiempo se hicieron populares. ¡El
Greco tardó [en ser valorado] hasta principios del siglo XX! Ésa es la labor
del historiador, del crítico, del teórico: ser puentes entre las obras y el
público. La obra sola apenas habla nada, aunque lo parezca.
¿Qué nivel de consumo ejerce un turista
naco e inculto (pongamos que un yúnior mexicano millonetas que viva en Garza
García, o un hijo de político) que va primero a la Capilla Sixtina y luego
siente la mismita impresión viendo Iron Man? Ni siquiera los textos más
supuestamente “transparentes” (Flaubert, Dickens...) son asimilables en toda su
riqueza si alguien no nos los explica. Bueno, el tema es infinito...
FRANCISCO
Hmmm... Dioses, ¿no se contradice esto
último que dices con el manifiesto? Es decir, el asunto de proponer un arte
retiniano es justamente que no requiera una explicación muy elaborada.
Ciertamente la crítica y la historia del arte son los que después valorarán qué
se queda y qué se va. El problema es que los que están escribiendo la historia
del arte ahora son los mismos protagonistas del mercado conceptual... O sea,
tal vez pasen un par más de siglos para que emerja lo realmente bueno de estas
últimas dos décadas. Pero concuerdo absolutamente contigo en aquello de que la
porquería quedará en el lugar que merece...
INTI
Bueno, en el manifiesto me importaba
afirmar que no deberían requerirse kilos de libros para entender algo sonso.
Sin embargo, si sí vale la pena la obra, pues ni modo, sí creo que es necesario
estudiar mucho (caso: Duchamp). Pero eso no lo aclaro en ese texto, tienes
razón.
Por otro lado, mi opinión de Lésper es que
—diría Mafalda— mira el futuro con la nuca. Sí pone puntos sobre muchas íes,
pero niega todo el siglo XX. Su ideal es la pintura pompier decimonónica, ¡ni
siquiera el impresionismo! Más interesantes me parecen [el crítico, historiador
y filósofo estadounidense] Donald Kuspit o, acá en México, [el artista visual,
curador y ensayista] Javier Toscano, porque viven en su época y la critican con
argumentos de su propia época.
Y, ni modo, hay arte para artistas, no
siempre es democrático... habrá que entender cierto arte con la misma
especialización con la que descodifiquemos la física relativista, quizá. No es
agradable, acaso tampoco justo. Pero ¿no está el conocimiento destinado a
quienes lo estudien con ahínco?
Asimismo, es verdad que muchas pésimas
obras de arte responden a una lógica meramente mercantilista. Este documental
está bien padre al respecto: [aquí va un vínculo al filme documental The Great Contemporary Art Bubble (2009), de Ben Lewis, traducido y doblado por
Televisión Española como La gran burbuja del arte contemporáneo].
FRANCISCO
Sí, no digo que “Avelina es mi pastor y
nada me faltará”, jaja. Pero sí, concuerdo en muchas cosas con ella. Estoy
medio de acuerdo contigo, hay cosas que de plano no. Es decir, sí, los estudios
sobre arte y la crítica están completamente justificados. Pero aquí citaré a
Poe: “La profundidad se encuentra en los valles donde la buscamos, pero no en
las cumbres de las montañas, que es donde la vemos.”
INTI
Je, sí, coincido. A veces la
especialización desconoce lo más conmovedor de la vida.
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