sábado, 31 de julio de 2010

Esperándose a uno mismo

Acerca de los escritores que no escriben, o que no publican, acabo de hallar una novela que viene perfectamente al caso: El libro vacío (1958), de la mexicana Josefina Vicens.

El protagonista es un tal José García, oficinista gris autocalificado como mediocre. Sus intentos de escribir un libro se topan con sus inseguridades y miedos.

Sus cuadernos están llenos, dice él, «de espera»: «De la espera más difícil, de la más dolorosa: la de uno mismo. [...] ¿Por qué me empeño en mantener vivo, abierto y ávido, ese cuaderno en el que todavía no he podido escribir una sola línea? Sé que me está esperando; su vacío me obsesiona y me tortura, pero si algo pudiera escribir en él, sería la confesión de que yo también me estoy esperando desde hace mucho tiempo, y no he llegado nunca.»

Posponerse a uno mismo: ¿no es una cosa más común que lo que solemos aceptar?







[Nota del 2 de agosto: A veces también la promoción y venta de cuadros es pospuesta indefinidamente. Véase el blog: http://777negociarte.blogspot.com/.]
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