lunes, 11 de mayo de 2020

'Palermo Palermo' (1989-90) de Pina Bausch


[Hace dos días vi el video completo de la obra Palermo Palermo de Pina Bausch, filmado en 1989-90. Hice para mí mismo una especie de relato de esta obra imposible de resumir. Seguramente hay lagunas en mi narración, pero pienso que son pocas y menores. Me falta ubicar los títulos de las piezas musicales y los créditos. No he agregado casi ninguna interpretación, al menos deliberadas ni que yo haya detectado.]

Sube el telón. Se derrumba una pared de tabiques que no estaban unidos con cemento ni con nada.

Una mujer ansiosa se dibuja con tiza un tache en la cara. Hace una breve secuencia de danza que yo interpreto como feliz. Dos hombres la acuestan en el piso. «Toma mi mano», ordena ella a gritos. Los hombres obedecen. «Abrázame», exige ella, pero rechaza lo que ella misma pide. Se arroja tierra encima. «Aviéntame tomates a la cara. Aviéntame tomates al estómago.» Ella llora. «Llévenme fuera.»

Un hombre trae cargando a una mujer que está en posición fetal. Unos hombres cargan a tres mujeres. Otros hombres hacen correr a otro individuo, manipulándolo como si éste fuera una marioneta. Al fondo, unos ayudantes levantan algunos de los tabiques derribados. Al fondo hay una explosión brillante. Una mujer en camisón escala una pared apoyada sobre la espalda de un hombre. Suenan campanadas por varios minutos. Varias mujeres y hombres se acuestan sobre el suelo.

Un hombre sirve un líquido en copas y se moja la cara. Sirve agua en las manos de una mujer. Ella sirve el agua de sus manos en las manos de otra mujer; varias personas se pasan esa misma agua de mano en mano. Una última mujer se queda con apenas unas gotas.

Una mujer ordena un vaso de agua a una camarera. La camarera le pregunta cuál es el límite de su tarjeta de crédito. La que ordena contesta que $400,000. Ante esa respuesta, la camarera le dice que qué pena, que no le puede servir.

Un hombre carga un ramo de varitas secas y hace reverencias. Cuatro hombres traen a una mujer que sostiene una botella en la mano; la mujer atrapa la botella entre las rodillas y la inclina para que el líquido se derrame: la botella es como una especie de pene que orina. Las campanadas terminan.

Un hombre en blackface y con sombrero fuma; se inclina para exhalar humo hacia el suelo. Un hombre sirve platos de comida en un mantel que está sobre los tabiques; un perro come de los platos. La mujer ansiosa de la primera escena se acuesta en el piso; un hombre le envuelve con ropa las manos y los pies. Ella se hinca y arrastra sus manos y pies mientras dice: «Ich mag keine Perlen» («No me gustan las perlas»), aunque lleva puesto un collar de perlas.

Un hombre le levanta y baja los brazos a una mujer mientras ella inhala y exhala profundamente. Él le da respiración de boca a boca. Ella hace una secuencia de danza. Una mujer sonriente con abrigo de pieles y tacones se lleva a la mujer.

Una mujer con vestido de noche echa azúcar en una copa que tiene un líquido. Se pone azúcar en los labios. «Antonio, kiss me,» ordena; Antonio la besa.

Un hombre vacía sobre el piso un bolso lleno de monedas. Una mujer que trae una plancha se detiene junto a él. El hombre plancha la cola del vestido de la mujer mientras ella lo trae puesto. Un hombre con brazo enyesado se quita el yeso y lo guarda en una bolsa de plástico; se pica la pantorrilla con un alfiler y dice «Au!» mientras mira a la mujer que traía la plancha.

Una mujer con túnica negra dibuja algo con gis en el piso. Otra mujer se sienta ante una mesita y bebe de una taza; se quita dos anillos y los traga.

Un hombre sujeta a una mujer por las espaldas y la levanta. Repite varias veces la acción. Otro hombre carga a otra mujer también repetidas veces; al final la envuelve en una tela. Después este hombre expone los senos de la segunda mujer. Ella cuenta: «…28, 29, 30…», etc.

Una mujer carga a un hombre que se ve desfallecido. Otro hombre carga a una mujer mientras ésta trepa la pared y corre. Entonces varios hombres también la cargan. Ella camina sobre las manos que ellos han puesto sobre el piso. Ella se acuesta sobre los pies de ellos, que están en hilera, de modo que ellos la cargan con sus pies.

Una mujer dice: «Das ist ein Zigeunerlied» («Ésta es una canción gitana»), «Ich kann nicht schlafen» («No puedo dormir») y más frases.

La mujer ansiosa de la primera escena dice: «Oh, I learned from Archilochus about the nightingale» («Oh, yo supe por Arquíloco acerca del ruiseñor»), y dice más frases. Termina con un «Oh, oh, oh, oh.»

Hay un dueto de danza. Un hombre se pone un calcetín y los zapatos mientras mira una televisión apagada. Entonces enciende la televisión, en la que se proyecta un documental. Una mujer con tacones trae comida en una charola y se acuesta. El hombre le da botellas.

Un hombre somete a otro mientras un tercero aplaude a la manera de un músico de flamenco (pero muy lentamente). El sometido , cuando puede irse, apaga la televisión.

Entra una mujer con espaguetis crudos en la mano. Dice: «Estos espaguetis son míos», y va mostrándolos uno por uno mientras recalca con firmeza que ella es la dueña. (Ver minuto 48.)

Un hombre —que lleva una bata parecida a la que usan los boxeadores— trae un pedazo de carne amarrado en la muñeca. Corta un pedazo de esta carne y la asa sobre la plancha. El hombre empieza a nadar sobre el piso mientras una mujer le vierte agua de una botella. Después el hombre se sienta a leer el periódico, el cual se quema un instante después . Mientras esto último ocurre, suena una música triunfal.

Un hombre dirige golpes hacia una mujer, pero interpone su propia mano, de tal manera que la mujer nunca recibe los impactos. La mujer patea varias veces el trasero de un segundo hombre; éste poco a poco le va dando a ella varios paquetes: son bolsitas (con un contenido que no distinguí) que él trae escondidas en la ropa.

Unos diez personajes arrojan basura sobre el piso: papeles arrugados, vasos de plástico, ropa, etc. Una mujer barre. Otra mujer coloca en el piso unos platos de cerámica. Un hombre cruza el escenario cargando una maleta; saca piedras de la maleta mientras dice: «Los musulmanes viajan con piedras. Las piedras son un templo ante el cual rezar.» La mujer que barre hace un gesto dramático y se queda inmóvil mientras un hombre la acuesta como si ella fuera un maniquí.

Un hombre cuenta varias anécdotas breves, por ejemplo: «El perro sabía que moriría pronto, así que él mismo se fue a morir dentro de un bote de basura.»

Una mujer se sienta ante una mesita donde hay varios pares de zapatos. Le grita a un hombre: «Antonio, ich glaub’ es fehlt Benzin» («Antonio, creo que no hay gasolina»). Menciona temas y objetos inconexos con los que sueña. Se levanta por un instante mientras gime. Se vuelve a sentar y se va cambiando de zapatos. Llega otra mujer.

Un hombre ayuda a otro a dar pasos de ballet. Una mujer llega y un tercer hombre se acuesta junto a ella. La mujer se saca un chicle de la boca y lo estampa en la suela de su zapato. Ella se va al fondo y se para de cabeza; en esa postura insulta al hombre que hacía ballet.

Otro hombre da manzanas a una mujer. La mujer coloca una manzana frente a cada uno de sus senos. Mientras las manzanas están ahí colocadas, el hombre muerde una. Otros dos hombres hacen malabares con más manzanas.

Varias personas arrojan fruta contra la pared del fondo. Empieza música que me parece árabe o gitana. Todos los miembros de la compañía pasan uno a uno a hacer breves secuencias al ritmo de la música. Este baile es impulsivo y me da la impresión de estar improvisado en buena medida. Una mujer barre la basura. Un hombre, vestido en drag, parodia la Estatua de la Libertad. Varios ayudantes se van llevando tabiques. La música árabe y las breves secuencias siguen sin pausa mientras esto ocurre. La Estatua de la Libertad trae un letrero: «Pause / Intervallo». Algunas personas del público se levantan mientras el baile árabe sigue en escena. Tras varios minutos la música acaba y los bailarines salen del escenario. Aplausos. Intermedio.

SEGUNDA PARTE
Una mujer con vestido y tacones juega con una pelota. Ahí mismo se pone otro vestido. Se tarda en subirse el cierre. Se pone perfume. Trae a escena un refrigerador con ruedas. Dice: «Mi hermano y yo hacíamos bolas de nieve en invierno. Las guardábamos en el refrigerador para el verano.» Se va.

Entran dos hombres con gabardinas. Una mujer chorrea leche en el piso alrededor de ellos. Ellos se peinan. Otra mujer, que lleva palomas en las manos, los saluda con un beso.

Un hombre golpea dos piedras entre sí. Se ve nervioso. Saluda al público hieráticamente. Hace un torpe malabar con unas cuentas. Sopla una pluma de ave y la atrapa en el aire con unas pinzas.

Una mujer cuenta el cuento «Das Mädchen und die Rose» («La doncella y la rosa»). Luego baila un solo. Después barre el piso con su pelo.

Una mujer entra contando: «…26, 27…», etc. Trae una silla y botellas de agua mineral. Saca tres bragas de una bolsa de plástico y se las va poniendo, una encima de la otra, bajo la falda. Se sienta. Agita el agua mineral y le saca el gas. Otra mujer le quita bravuconamente la silla.

Llega la mujer ansiosa de la primera escena. Pide a dos hombres: «Toma mi mano, abrázame, abrázame más fuerte, bésame, toca mi pelo, toma mi cabeza.» Los hombres obedecen sin chistar pero ella rechaza lo que ha pedido. Hace rebotar su cabeza sobre las manos de uno de los hombres.

Un hombre se «acuchilla» lenta, débil e inexpresivamente con espaguetis crudos.

Un hombre coloca en el piso unos bultos (que me parecieron panes). Carga al hombre de los espaguetis. Se rasura con máquina, se sienta ante una mesita. Bebe de una copa, pero como la copa está adherida a la mesa, tiene que levantar también a ésta para beber. Carga a una mujer, y cuando la sostiene en lo alto, la mujer cae semidesnuda; el hombre se queda con el vestido en las manos. El hombre se pone un mandil, fríe un huevo sobre la plancha, dispara balazos sobre la mesa. La mujer semidesnuda se ha tapado el torso con un mandil y hace movimientos con los brazos mientras sujeta un encendedor en cada mano. Él le da un libro para que ella se siente a leerle algo. Ella lee: «Der verlassene Mann» («El hombre abandonado»). Varios hombres le besan la mano al hombre; traen cinco pianos verticales con ruedas; tocan música. Una mujer con velo negro se sienta a oír a los cinco pianistas mientras bebe cerveza. Atrás hay niebla (de una máquina de humo).

Se corta súbitamente la música de los pianos. De inmediato se oye música que me pareció árabe o gitana. Nueve mujeres bailan al unísono, formadas en dos hileras paralelas al borde del escenario. Al mismo tiempo, otra mujer se toma una selfie con una cámara; después pide a un espectador que le tome una foto.

Un hombre con gabardina, sentado, recita algo al ritmo de una marcha que alguien toca en el piano. Una mujer pide que le sirvan agua en una copa; un hombre la hace dar piruetas mientras ella sostiene la copa en la mano, de modo que el agua se derrama. La mujer baila un solo; le pide autoritariamente a un hombre que le tome fotos. Después ella le toma fotos a él mientras otro hombre la hace dar piruetas de nuevo.

Un hombre con gabardina se acuesta en el piso y se pinta las uñas de la mano izquierda. Otro hombre con gabardina llega. Los dos se quitan las gabardinas. Uno de ellos lava su camisa en una cubeta y se la vuelve a poner, mojada. El otro se desnuda al fondo del escenario y se baña sentado. El de la camisa mojada enciende una vela y se gotea cera sobre el brazo.

Una mujer se pone azúcar en los labios y pide a un hombre que la bese; él la obedece. Ella solicita: «Toca algo para mí», y el de la camisa mojada —que ahora se ha colocado varias velas encendidas encima del antebrazo derecho— toca el saxofón. La mujer saca un collar de perlas y otras joyas de un tazón de vidrio. Otro hombre acompaña la música con piano. La mujer da gracias al del saxofón y la música termina. Otra vez la mujer se pone azúcar en los labios, pide «Bésame», es besada y se va.


Veintidós personas se ponen manzanas en la cabeza. Hacen dos hileras paralelas al borde del escenario y avanzan lentamente, codo a codo, con música solemne de banda de metales.


La escena se corta súbitamente y entonces 20 personas avanzan poco a poco de derecha a izquierda del escenario, encorvadas, dando saltitos al unísono. Suena música de gaitas.


Acaba la música de gaitas. Del techo bajan árboles y se acomodan sobre el piso. Un hombre narra con micrófono el cuento «Der Fuchs und die Gänse» («El zorro y los gansos»). La última frase es: «Los gansos siguen rezando.» Fin.


Zigeunerlieder: »Drohung«, »Das Mädchen und die Rose«, »Der verlassene Mann«, »Klage«.



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